lunes, 19 de agosto de 2013

Gran Descubrimiento en la Antártica: una nueva especie.

Descubren en Antártica dos nuevas especies de gusanos "comehuesos"
Estos extraños organismos se alimentan de osamentas de ballenas que reposan en el frío lecho oceánico austral.
Descubren en Antártica dos nuevas especies de gusanos 'comehuesos'

Los gusanos del género Osedax se especializan en alimentarse de huesos.
Foto: UC San Diego
PARÍS.- Dos nuevas especies de gusanos necrófagos que se alimentan de las osamentas de ballenas muertas fueron descubiertos en un estudio que arroja nuevas luces sobre los delicados ecosistemas submarinos en la Antártica.

Estos extraños seres vivos fueron detectados durante pruebas en las que durante más de un año fueron sumergidos trozos de madera y huesos de cetáceos, a unos 500 metros de profundidad.

Mientras los primeros no mostraron alteraciones, los segundos fueron rápidamente colonizados y roídos por los organismos.

En esta región del mundo deambula una de las mayores concentraciones de cetáceos, en particular varios tipos de ballenas, que llegan a alimentarse a sus aguas.

Los huesos estaban "seriamente infestados" de gusanos, identificados como pertenecientes a una nueva especie bautizada
 Osedax antarcticus.

"Cada hueso de ballena está cubierto por una espesa 'piel' rosácea compuesta de Osedax. En una costilla se observó una densidad de 202 especímenes por 100 cm2", dice el estudio, publicado por la revista británica "Proceedings of the Royal Society B".

Rápida expansión

Una vértebra de ballena sumergida en otro lugar, más cerca de las costas antárticas y situada solo a 20 metros de profundidad, parecía no pesentar las mismas señales.

No obstante, "después de varios días en el acuario se observó un pequeño tubo de mucosidad en el fondo de un agujero en el hueso. Resultó ser un espécimen minúsculo de Osedax", otra especie de gusano hasta entonces desconocida (Osedax deceptionensis).

Antes del hallazgo, los científicos sólo conocían cinco especies de Osedax, la primera, identificada en 1996. Todas viven en aguas mucho más cálidas y generalmente a gran profundidad.

Estos hallazgos confirman que las "larvas de Osedax han logrado colonizar los huesos en menos de un año", según Adrian Glover, del Museo de Historia Natural de Londres, y su equipo.

En cambio, las planchas casi intactas de pino y roble sumergidas junto a las osamentas quedaron prácticamente intactas, sin señales de acción de moluscos xilófagos (comedores de madera), como ocurre en fondos marinos más cálidos.

"Es posible que nuestros experimentos no hayan durado suficiente tiempo, o que el tamaño de la madera o la presencia de huesos de ballena, haya inhibido el desarrollo de larvas" de xilófagos, reconocen los investigadores.


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