viernes, 27 de septiembre de 2013

¿Oscurantismo Cultural?

Sonia Montecino advierte que en Chile se perdió la capacidad de conocer e inventar

Premio Nacional de Humanidades acusa a la derecha y Concertación de consolidar el “oscurantismo” cultural

Para esta doctora en antropología el mayor problema de los chilenos es el analfabetismo funcional, que define la condición cultural de una gran parte de nuestra población que no comprende lo que lee. Esta disfuncionalidad, según ella, no es espontánea, y dispara su sospecha hacia una estrategia política definida y montada hace años para que las personas no entiendan lo que leen y así no puedan ejercitar sus derechos. La solución tampoco pasaría por una rebaja tributaria a los libros. El problema sería mucho más complejo.
Un 44% de la población es analfabeta funcional. Es decir, que casi la mitad de la población nacional  no entiende lo que lee. Un analfabeto funcional es aquella persona que la mayor parte de las cosas que lee, le parecen estar escritas en chino, en especialmente cuando se trata de un menú o un manual de instrucciones. De hecho, internacionalmente se usa esta vara: el menú de instrucciones que viene en los televisores nuevos para graficar y dimensionar este problema.
Sonia Montecino, Premio Nacional de Humanidades 2013
Sonia Montecino, Premio Nacional de Humanidades 2013
Para Sonia Montecino, recientemente reconocida con el Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales este es un problema muy grave, que no tiene que ver con los precios de los libros como inhibidor del fomento de la lectura o con la calidad de la educación formal. Desde su lugar en el Observatorio del Libro y la Lectura, esta antropóloga advierte que esta distancia que sienten los chilenos con la lectura no es espontánea ni natural, más bien responde a una estrategia política montada hace muchos años, precisamente para eso, para evitar que la gente comprenda lo que lee y así, ejercite sus derechos.
“Es muy singular lo que pasa en Chile, más aún tratándose de un país que ha generado tal cantidad de poetas y narradores de gran nivel. La inmensa mayoría de ellos surgió del mundo popular, en tiempos que Chile tenía una gran base identitaria. Y la cultura popular fue demolida. Por eso es que no es extraña esta creciente desconexión, especialmente de los más jóvenes, con la lectura”, dice Sonia Montecino, autora de obras tan galardonadas como “Madres y Huachos. Alegoría del Mestizaje chileno” (Premio Academia Chilena de la Lengua 1992) y “Mitos de Chile. Diccionario de seres, mitos y encantos” (Premio Altazor de Ensayo 2005).
Y agrega: “Si tienes a trabajadores incapaces de entender el Código del Trabajo, con toda seguridad podrás explotarlos mejor, y así terminarás construyendo un país que crece económicamente, aunque los beneficios lleguen a muy pocos y el desarrollo inclusivo brille por su ausencia. ¿Pueden esas personas saber qué contratos firman con una multitienda?”, se pregunta la doctora en antropología de la Universidad de Leiden (Países Bajos).
La académica aún no ve en el horizonte políticas claras o algunas propuestas de campaña para subsanar un problema que, insiste a cada tanto, resulta dramático para un país que aspira al desarrollo.  Mal que mal, reflexiona, la lectura es el ejercicio intelectual más refinado y complejo de todos,  en tanto exige comprender conceptos, captar ideas o conocer relatos a través de la interpretación de discursos vertebrados por sencillas unidades de sentido.
“Un país no puede ser desarrollado sin un desarrollo cultural y humano, y la lectura es fundamental en eso porque desarrolla el pensamiento crítico. Pero con esta pretensión ideológica de modernidad se instaló la idea de que lo único importante es la técnica y no las humanidades. Y aquí estamos, con personas que dominan un número muy bajo de palabras, por detrás de la mayoría de los países de la región. Con las palabras tú asocias, construyes mundos, imaginas… si tu repertorio habitual es de cien palabras, significa que tu realidad es muy pobre, aunque tengas plata”, agrega la Vicerrectora de Extensión y Comunicaciones de la Universidad de Chile, en referencia a un problema que ha dejado de afectar únicamente a los sectores más desposeídos.
“La antigua élite chilena se preocupaba de adquirir bienes de alta cultura, leía, era más ilustrada. La élite de hoy es distinta. Sólo parece preocupada de literatura asociada al consumo y la producción”, añade.
Aquí reflexiona sobre un tema nada baladí en esta discusión: el carácter utilitario del conocimiento. ¿Para qué preparar intelectualmente a una sociedad cuyo sustento se encuentra atendiendo un mesón, picando piedras en una mina o cortando pinos en una plantación maderera? “Todo tiene que ver. Es increíble la disociación entre la técnica y la cultura. En Chile se ha perdido la capacidad de conocer, de inventar, de innovar de verdad. Llevamos cuarenta años de un oscurantismo brutal. Hemos prendido velitas, pero aún falta encender las luces. Este gobierno ha avanzado muy poco, y la Concertación no lo hizo mejor”, sostiene, en comparación a los esfuerzos realizados por el Estado en décadas anteriores.

POCAS IDEAS… Y ADEMÁS INSUFICIENTES

“Hay ideas que no han sido pensadas en toda su dimensión”, señala la nueva Premio Nacional de Ciencias Sociales y Humanidades, en alusión directa a iniciativas que apuntan a incentivar la lectura por medio de rebajas tributarias. La explicación es sencilla: quien nunca ha asumido este hábito con genuina fruición, probablemente no leerá un libro aunque se lo regalen.
“Va en beneficio de los que leen, pero no para los no leen. Nada de eso logra el objetivo si carecemos de una campaña sistemática de fomento a la lectura dirigida a la población en general. Todo parece ir dirigido a los niños chicos, sin atender a que el desafío mayor es hacer que los grandes lean; los papás, las mamás, los tíos que tienen hijos. Si esos niños o niñas no encuentran un modelo de lectura en sus hogares ni en ninguna otra parte, entonces no hay nada más que hacer”, sostiene.
Respecto a la importancia de la lectura de internet, la antropóloga distingue entre aquellos contenidos que apuntan a la profundidad de aquellos que apuntan sólo a la anécdota, al vitrineo esporádico de contenidos desechables. “Es urgente hacer una diferencia. Yo me pregunto, ¿qué se lee en esos formatos? ¿Cuál es la profundidad o seriedad de lo que ahí aparece? Si sólo lees mensajes parcos como mensajes de texto, sin profundidad; si no lees algo que te haga pensar y reflexionar o que te ayude a ingresar en un universo imaginario maravilloso, ¿qué se puede esperar? Si la persona entra a Internet para leer cosas de farándula, no podemos esperar nada muy fructífero”, concluye.

jueves, 26 de septiembre de 2013

I OLIMPIADAS DE MATEMÁTICA

Cuando se desarrolla por primera vez algo,  no sólo no hay nada antes, sino muy por el contrario, los desafíos son mayores. Es así, que queremos felicitar especialmente a las profesoras Sra. Ruth Pradena Henríquez, Sra. Roxanny Cantergiani Giacomozzi y la Srta. Sofía Barra Barra y a cada uno de los estudiantes de nuestra comunidad educativa, especialmente a aquellos que participaron directamente (4°, 6° y 8° básico). Es muy loable la participación de los padres y/o apoderados(as), quienes vinieron a apoyar a sus hijos(as). ¡Muchas Felicitaciones!



miércoles, 18 de septiembre de 2013

UN SALUDO A NUESTRO PURÉN EN ESTE NUEVO 18 DE SEPTIEMBRE

Estimada comunidad purenina:
Un saludo fraternal a todos y todas las pureninas, especialmente a aquellos que día a día hacen de nuestro Purén, uno de los mejores lugares para vivir. Es por ello, que a nombre de nuestra comunidad educativa Escuela F 53 “Pedro de Oña”, queremos aprovechar este momento para hacer un alto en la historia de Nuestro Purén, nuestro Glorioso Purén Indómito, ello, sin querer faltar el respeto a la fecha que se conmemora, sin embargo, queremos que cada 18 tenga no sólo sabor a “vino tinto y empanada”, sino queremos recuperar esta instancia para nosotros y nosotras, para nuestra historia de Purén.
Podemos hablar de Purén como un “Crisol de Culturas”, nuestra amalgama de culturas: por nombrar sólo a las dos primeras mapuche, española…

Son muchos los hitos de nuestra Rica Historia, desde la Historia del Pueblo Mapuche hasta la historia de nuestras propias familias en el siglo pasado.  Sin embargo, hay acontecimientos claves que nos ayudan a re-escribir nuestro devenir, por ejemplo:
-        En la Guerra de Arauco, dan testimonio de ellos los 4 fuertes y el sinnúmero de héroes, tanto mapuche como españoles.
-        La Real Noble Villa Nahuelco de Purén, en lo que es ahora Pangueco.
-        Nuestra Independencia de Chile: la guerra a muerte, los PINCHEIRAS y el convento franciscano (antiguo jesuita).
-        La Ocupación de la Araucanía, la mal llamada Pacificación: Fundación de nuestro  Purén actual, llegada de los colonos, tanto extranjeros como chilenos. Entre muchos otros hechos y personajes de nuestra historia local.

Sin embargo, les pido que presten un minuto de atención para que escuchen hablar –tal vez- del purenino más importante de toda nuestra historia… Pelantaro:
Gracias a él, la historia de Chile se divide, se da paso del descubrimiento y conquista al periodo conocido como La Colonia. Es decir, viene a marcar un hito no sólo para Purén sino al Imperio Español, en ese entonces la máxima potencia del mundo.  Todo comenzó con la batalla de Curalaba, conocida por los Españoles como Desastre, a la cual, prefiero llamar la “Victoria de Curalaba”. Aquí perdieron la vida 50 españoles además de su gobernador Don Martín Garcia Oñez de Loyola (es como si hoy muriera en combate nuestro actual presidente de Chile). El causante de tan conmemorable hecho de armas fue Pelantaru,  provocando no sólo la unión del pueblo mapuche, sino una sublevación general; destruyó todas las ciudades desde Chillán a Osorno, obligando a establecer el río Bio Bio como la frontera entre los españoles y el mundo mapuche y un ejército financiado desde el Perú para controlar los avances del pueblo mapuche.

Lamentablemente nosotros, los pureninos, los purenes o los purencianos (como se decía en la colonia) no sabemos de nuestro Gran Hombre “Pelantaro”, nos sentimos orgullosos de Colo Colo, Lautaro, Galvarino o Caupolicán, sin embargo, no tenemos idea quienes somos o fuimos, es por ello, que cuando vengan nuestro turistas digamos con fundamento, estas son las tierras del toqui Pelantaro, ejemplo de libertad y de entrega total. Es un ejemplo, no solo para el pueblo mapuche, sino que estamos frente a uno de los máximos estrategas del mundo que puso de rodillas al imperio más grande del mundo a fines del siglo XVI.

¡Salud Purén!         ¡Muchas Gracias!

jueves, 12 de septiembre de 2013

El caso chileno, visto por expertos internacionales a partir del quiebre del 73

Han seguido con lupa el proceso político de este país, escrito extensos artículos abordando el quiebre de la democracia, y hoy analizan para "La Segunda" la evolución que ha tenido Chile, a 40 años de la caída del gobierno de Salvador Allende.
El abogado Lord Daniel Brennan, presidente del prestigioso centro de estudios británico Canning House; el ex asesor del Senado de EE.UU. Mark Falcoff y el periodista y profesor de la Universidad de Columbia John Dinges se refieren al legado del régimen militar, las razones de la pérdida de la democracia y el fracaso de Allende y Pinochet. ¿La lección? "Hay que recordar el pasado, pero no revivirlo".

 

Lord Brennan: "Chile es un país maduro, que avanza y no está enterrado en el pasado"

"Chile tiene fama mundial por su evolución económica, su balance político y, encima de todo, por evitar más tensión que la generada durante el régimen de Pinochet. Eso ha sido la historia moderna de un país equilibrado y con sentido común".
Ese es el balance que desde Reino Unido entrega Lord Daniel Brennan, el presidente de Canning House, el centro latinoamericano en Londres. Ha visitado en diversas ocasiones nuestro país y confiesa que Chile es uno de sus favoritos" de América Latina.
A 40 años del quiebre democrático, este experimentado abogado sostiene que Chile ha evolucionado de una manera profunda en muchos caminos. "La evolución económica ha sido muy impresionante. Claro que Chile tiene sus recursos naturales como el cobre, pero ha sabido utilizar los beneficios de sus recursos en un fondo nacional. Eso ha sido un ejemplo para todo el mundo. No utiliza sus recursos naturales en el momento, sino que los conserva para el bien del país en el futuro. Eso es, para mí, un punto básico e importantísimo.
Además, ocupa un puesto muy importante en la región: Es un país estable, razonable, y siempre busca soluciones basadas en la amistad y los intereses comunes de las diferentes naciones. Eso es un país maduro que, por otra parte, usa la imaginación. Un ejemplo es haber privatizado las pensiones con tanto éxito. Eso ha sido un modelo para el resto del mundo. En el mundo desarrollado, Chile ha sido un ejemplo".
-¿En qué sentido Chile ha aprendido la lección? ¿O qué ha dejado de aprender?
-Siempre en la vida hay que aprender, cada día es diferente. Adaptando las palabras de Churchill, mirando al pasado se puede ver mucho mejor el futuro.
-¿Qué impresión tiene de los chilenos?
-En Chile hay una rama de izquierda y una de derecha. Eso es normal. No es una nación dividida, es una nación con diferentes ideas. No veo a Chile como un país dividido. Es un país unido en las causas del pueblo chileno. Eso es importante. Después de tanto dolor y tanto sufrimiento del pasado, es un deber de cada ciudadano chileno trabajar por sus conciudadanos. Ese es el deber nacional.
-¿El general Pinochet dejó algún legado?
-Hay que entender que en aquella época, los años 60, 70, 80, hubo un cambio muy grande en todo el mundo. En el 68, en Europa, los estudiantes buscaban otro mundo, algo diferente. En América Latina la sociedad también optó por seguir el camino de la izquierda o de derecha. Lo malo en Chile ha sido, como en Argentina, que el país cambió el camino de izquierda a derecha por un mecanismo militar. Esa época en Chile pavimentó caminos muy malos y otros bastantes buenos.
-¿Cómo cuáles?
-Económicamente. Pero eso no ha sido el producto del general Pinochet, sino de la gente chilena que ha tenido inteligencia, que ha pensado en el bien del país, para el futuro.
Sigue: "¿Recordamos el pasado?: Sí. ¿Pero buscando en el pasado como un capítulo abierto para toda la vida?: No. Hay que cerrar el capítulo recordando el contenido, pero no reviviéndolo. No se puede hacer eso. Como el izquierdista de Allende o el derechista de Pinochet, cada uno pensó que era el camino a la tierra prometida, pero no es así. No se ve la tierra prometida en un extremo. Hay que seguir el camino del centro, porque en el centro hay unidad.
-¿Usted cree que este tema todavía divida a los chilenos?
-Yo creo que es una nueva hoja. Una hoja en blanco. Chile fue el primer país en América Latina que tuvo como Presidenta a una mujer. En 2010 fue el primero en Latinoamérica que ingresó en la OCDE. Lo mismo ocurrió con su ingreso a la Alianza del Pacífico, compartiendo membresía con países grandes, como México, Colombia y Perú. Todo eso es una señal de un Chile del futuro. Un Chile que avanza, que no está enterrado en el pasado. Está viviendo en el siglo XXI.
-¿Así como la alternancia en el poder?
-Eso es normal, y sí es bueno. Para mí, eso es un ejemplo de un país democrático, que está funcionando bien.
-¿Qué hechos claves del régimen militar quedarán en la historia mundial?
-Difícil. En la historia mundial las épocas militares no tienen fama. Pero no se puede pasar siempre buscando una solución moral para esta época, que para mí ha sido muy mala. Hay que recordar lecciones del pasado. Experiencias de lo que podemos aprender; eso es importante. Chile puede hacer lo mismo que España con Franco: recordar el pasado, pero no vivir en el pasado.

Mark Falcoff: "Sin la elección de Allende, nadie hubiese oído hablar de Pinochet"

 

"La historia no es solamente una recolección de hechos pasados, sino el sentido que nosotros le damos. La Revolución Francesa ocurrió hace más de dos siglos, y, sin embargo, todavía no hay consenso académico sobre sus causas, el papel de sus principales actores, y mucho menos sus costos y consecuencias. Debemos por lo tanto, no sorprendernos de que el golpe militar que tuvo lugar hace apenas cuarenta años, esta semana en Chile aún provoque controversia. El único punto en el que la mayoría de la gente puede estar de acuerdo es en que el derrocamiento del gobierno de Allende el 11 de septiembre 1973 puso fin a la democracia que se había practicado en Chile desde hace más de cien años, y marcó el comienzo de casi dos décadas de gobierno autoritario. Cómo y por qué sucedió esto sigue dividiendo a la opinión en Chile y en otros lugares, y es probable que continúe haciéndolo.

Teniendo en cuenta lo traumático que fueron estos años para la mayoría de los chilenos, lo que parece más sorprendente, al menos para muchos observadores extranjeros, es el grado en que el país ha hecho una transición razonablemente cómoda a la normalidad democrática. Ni siquiera las provocaciones ocasionales, como el asesinato del senador Jaime Guzmán, lograron sacudir a las élites políticas del redescubrimiento de la importancia de las instituciones para superar las diferencias. El cambio suave y relativamente sin esfuerzo de la Constitución autoritaria de 1980 ha sido una grata sorpresa. Sin embargo, otra es la capacidad de las dos coaliciones importantes, una conservadora-liberal, la otra demócrata cristiano-socialista, para alternarse en el poder, seguido de una conservadora. Esto no hace de Chile un país del "primer mundo", la sociedad aún no está suficientemente integrada socialmente para que sea una sola, pero sugiere una madurez institucional más grande que nunca antes.
La historia no siempre se mueve en una línea recta. El golpe de Estado, que se suponía que rescataría a Chile de una amenaza comunista, resultó una violación masiva de los derechos humanos, y privó a los militares y a sus partidarios civiles de la justificación moral de otros países occidentales cuyo apoyo incansablemente buscaron. Mientras tanto, la experiencia del exilio produce una clase política mucho menos provincial, y también (gracias a las oportunidades para estudiar en universidades extranjeras) más capacitada para gobernar. La indiscriminada persecución del general Pinochet a los opositores durante la dictadura, sin querer creó un sentido de convivencia entre los políticos que estaban en dagas la noche del golpe, e hizo posible el triunfo del "No" en el plebiscito de 1988.
Por supuesto, mucho de lo que ha sucedido en Chile también se debe a un cambio en el entorno internacional. Las innovaciones en la tecnología, comunicaciones, las finanzas y el comercio han hecho al país menos aislado (y mucho menos pobre) de lo que una vez fue. La diferencia más importante, sin embargo, es el fin de la Guerra Fría, en la que Chile fue durante un tiempo el teatro principal de conflicto. Este último punto difícilmente puede ser exagerado. Si no se tuviese el contexto geopolítico muy en cuenta, no se podrían explicar los acontecimientos en Chile entre 1970-1973, pero que se remontan hasta los años 40. Hoy el país es más independiente que nunca.
¿Qué hay de Pinochet mismo? Uno tiene que buscar mucho en el mundo de hoy en día para encontrar a alguien que tenga algo bueno que decir sobre él. Esto no es sorprendente; ningún dictador del siglo XX ha ganado resplandor con el paso del tiempo. No hay ningún registro de crecimiento económico y de reforma (o, como en Cuba, de servicios de educación y salud) que pueda anular las prácticas sistemáticas de tortura, desapariciones y asesinatos selectivos de personas de la oposición (no todos, por cierto, en la izquierda). Incluso la prudente decisión del general de dimitir después del plebiscito de 1988 (forzado por otros oficiales de alto rango) se ha devaluado tras las revelaciones posteriores de que tanto él y los miembros de su familia se enriquecieron privadamente a costa del pueblo chileno.
En Chile mismo, por supuesto, el asunto es inevitablemente un poco diferente. No hablo aquí de los partidos de la derecha (algunos, cuyos dirigentes están haciendo esfuerzos serios y admirables por desvincularse de los aspectos más oscuros del pasado), sino de ciudadanos ordinarios, muchos de ellos de estratos económicos modestos. Estos últimos son víctimas de una retórica inflamada, practicada por los partidos de la Unidad Popular durante mil intensos días de la historia de Chile, que anunciaba a diario que alrededor de la mitad del país no tenía futuro como clase social. Las políticas discretas e inteligentes de dos presidentes socialistas desde 1989 han hecho mucho para calmar los sentimientos antidemocráticos que estas personas albergaban (y que algunos todavía lo hacen). Corrientes pinochetistas permanecen en la opinión pública chilena, pero se vuelven menos relevantes con cada año que pasa.
Uno no puede poner fin a estas reflexiones, por desgracia, sin al menos hacer una breve referencia a la otra gran personalidad en el drama. Es lamentable, pero también es cierto que sin la elección del Presidente Salvador Allende nadie habría oído nunca sobre un desconocido general de escritorio que incursionó en teorías geopolíticas inofensivas. Fue Allende, quien probablemente nunca esperó en realidad ser elegido en primer lugar, que hizo posible la adhesión de los generales de su gabinete cuando se negó a llegar a un acuerdo con la oposición. Fue Allende quien fracasó al dominar su propia coalición y que carecía de la disciplina conceptual para trazar un camino creíble de desarrollo en Chile.
Nunca se apropió plenamente de su poder, permitiendo que seguidores con intenciones menos benévolas operen para ellos mismos, y tampoco alcanzó la meta que había prometido -un compromiso histórico entre democracia y marxismo-, desprestigiando el sistema político que le permitió su ascenso al poder. Inesperadamente, Pinochet y Allende se encuentran amarrados juntos de manera dialéctica, como protagonistas de la mayor tragedia de la historia chilena. Una tragedia de la cual el país, hoy, claramente se está distanciando".

Dinges: "Chile aprendió que la libertad de expresión es parte esencial de la democracia"


"Chile es uno de los gobiernos en América Latina que reconoce la plena libertad de expresión, con muy pocas excepciones, y eso es importante". Este aspecto demuestra la evolución que ha tenido nuestro país a 40 años del quiebre de la democracia, a juicio de John Dinges, periodista, escritor y actual profesor de Periodismo de la Universidad de Columbia, quien tiene su vida ligada a Chile. No solo por el hecho de haberse casado con una chilena, sino por cubrir el ascenso y la caída de Salvador Allende, y el posterior desarrollo del régimen militar hasta 1978.

Este estadounidense se convirtió en la voz al exterior de sus colegas chilenos al publicar en medios internacionales como The Washington Post y la revista Time durante los seis años que fue corresponsal en Santiago. Además de fundar la revista APSI y escribir sobre la muerte de Orlando Letelier, fue el autor del libro "Operación Cóndor: una década de terrorismo internacional en el cono sur".
Desde la perspectiva de este estadounidense, "el Chile de hoy sigue manteniendo una cierta división entre quienes justifican la dictadura militar y minimizan los crímenes porque consideran que eran necesarios para establecer el orden, y la gente (la inmensa mayoríam en mi opinión) que cree que la democracia es sumamente superior a la dictadura y que aún por algunos beneficios económicos, o por restablecer ese orden frío que existió durante la dictadura, no justificaba las miles de personas que fueron matadas y decenas de miles que fueron torturadas".
"Sé que Chile aprendió la lección de que la libertad de expresión es parte esencial de la democracia, pero, al mismo tiempo, Chile tiene una situación de prensa muy limitada y no ha podido establecer la diversidad de voces que existía en los medios en los años 60, por ejemplo", señala.
-¿Cree que se puede resolver?
-No estoy diciendo que no haya diversidad de opinión. Lo que falta es diversidad del periodismo mismo, más que de la organización periodística, que es un diario o un medio. Yo culpo a la Concertación por dejar esta situación, por no fomentar una apertura en la prensa chilena. No sé si es muy difícil resolver eso, porque requiere inversión del sector privado, ya que obviamente no son medios financiados por el Estado. Se puede resolver, pero no veo en el futuro cercano una solución que se vislumbre.
"La generación que más sufrió está muriendo"
Si bien John Dinges no vive en Chile desde 1978, pasa bastante tiempo en nuestro país. De acuerdo con lo que escucha, y guiándose por las encuestas, se atreve a pronosticar que la división entre los chilenos se irá resolviendo cada vez más con el tiempo.
"La generación con más división, que más sufrió y que más cometió los abusos está muriendo, entonces la reconciliación ocurre en las generaciones de las personas que nacieron después del 73", precisa.
Asimismo, sostiene que la generación de los 70 no va a cambiar su opinión, pero sus hijos sí lo harán: "Tendrán una visión de Chile que no depende de la división ideológica", recalca. Mientras que los nacidos en los 80, o bien en los 90, "saben de ese tiempo sólo por la memoria o por lo que han leído. Es importante que entiendan lo que pasó, pero no están emocionados. Entonces, creo que con el tiempo se ponen más suaves las divisiones".
-¿El golpe de Estado es una cicatriz que puede ser borrada y superada por los chilenos?
-Borrada, no. Siempre será importante en la historia de Chile, pero sí puede ser suavizada. El tipo de cosas que van a desaparecer es el dolor, que se minimiza con el tiempo y del que se acusan mutuamente los chilenos. Pero no hay que olvidar la historia: Los chilenos se mataron entre ellos, y es una cosa que tienen que tener en su conciencia.
-¿Cuál es la principal critica que les hace al régimen de Pinochet y al gobierno de Allende?
-La de Pinochet fue matar a 3 mil personas y torturar 25 mil, violar los derechos humanos y matar chilenos. En el caso de Allende, fue incapaz de resolver la división política que se presentó durante su gobierno y entre sus propios partidarios. Entonces hubo una calle sin salida, que llevó al país a una ruptura que fue terrible. Fue un gobierno políticamente fracasado, incapaz de solucionar el problema que se presentaba en el momento.
A juicio de Dinges, el deber de cada gobierno democrático es resolver el problema político para que el país pueda seguir adelante. "Sin resolverlo, simplemente insistiendo en un camino, Allende agudizó la polarización y eso obviamente no funcionó, hubo un desastre", puntualiza.
Advierte que "Allende tiene culpabilidad por lo que siguió. No es igualmente culpable, porque su error no fue el de Pinochet de matar a chilenos, pero políticamente como Presidente no solucionó el problema del país que él debió haber solucionado".
Y enfatiza: "Yo sigo condenando el golpe, pero ahora entiendo mucho más cuál era el problema. Porque en el momento en que ocurrió, yo, como muchos, lo consideraba una violación de la democracia chilena".
- ¿Cómo evaluaría actualmente el sistema democrático chileno, la alternancia en el poder?
-Hay gran consenso en Chile sobre la necesidad de que haya una democracia que permita la convivencia entre dos sectores políticos. Hay voluntad de solucionar, de resolver, de negociar, para evitar la agudización de los conflictos, y eso es muy positivo.
Hay mucho más respeto entre las personas de los distintos sectores. No condenan al otro como el diablo. En ese sentido, Chile es mejor que Estados Unidos, porque en mi país estamos viviendo una agudización de la "retórica" especialmente de parte de los republicanos contra el gobierno actual. Yo no veo eso en Chile. En Chile te hablan con respeto sobre el opositor.
- ¿Escribiría de nuevo sobre Chile?
-Le he prometido a mi señora que no voy a escribir más sobre Chile, porque piensa que estoy obsesionado con Chile y ella es chilena. Entonces, no pienso hacerlo. Pero siempre se me ocurren ideas para escribir otros libros sobre este país.

martes, 10 de septiembre de 2013

¿Por qué muchos edificios romanos han durado más que los modernos?

El Panteón de Roma
No se debe solamente a que han sido especialmente protegidos durante siglos, incluso en tiempos de guerra.
Los romanos usaban un concreto increíblemente fuerte, tanto que de hecho hay expertos que piensan que sus ingredientes podrían mejorar a la versión moderna de la mezcla.
La receta original fue ideada por Marcus Vitruvius Pollio, un ingeniero que trabajó para el emperador Augustus, alrededor del 30 a.C.
Los pedazos de roca se pegaban usando una argamasa hecha de cal y ceniza volcánica mezclada con agua de mar.
El resultado fue usado en estructuras que iban desde rompeolas hasta el famoso Panteón en Roma.
Un equipo de la universidad de Berkeley, California, descubrió que la mezcla -conocida como sulfoaluminato cálcico hidratado- es extraordinariamente resistente y puede soportar siglos de inmersión en agua marina altamente corrosiva.
Según los investigadores, usar la mezcla para hacer concreto hoy en día sería además beneficioso para el medio ambiente, pues el cemento que usa puede formarse a temperaturas más bajas que el cemento moderno, el Portland.

lunes, 9 de septiembre de 2013

Un gran desafío para nuestra escuela: Debemos Crear una Cultura Organizacional, ¡Todos(as)!

La cultura organizacional en la escuela

No existe un concepto único de calidad educativa ni tampoco una sola estrategia para alcanzarla. La educación es un ámbito que conjuga muchos aspectos, y ello depende del contexto, del momento histórico y del particular punto de vista de las familias y de los actores del sistema educativo. Por otra parte, la visibilidad de los resultados de las evaluaciones nacionales realizadas a través del Sistema de Medición de Calidad Educacional (SIMCE), demuestran la importancia que progresivamente se le da al aprendizaje como centro del quehacer escolar, y lo positivo que es cuando un establecimiento logra avanzar en sus objetivos y expectativas respecto a este propósito. Por otra parte, gran frustración se experimenta cuando los múltiples esfuerzos realizados no se relacionan con un impacto en estos resultados. Esto provoca una tensión entre la natural diversidad de sentidos y propuestas de cómo hacer las cosas en educación y la legítima aspiración por lograr resultados estandarizados en el sistema escolar.
Los aspectos involucrados en el logro de altos estándares educativos son muchos. Los más investigados pueden agruparse en cuatro grandes categorías: la situación social de la familia; la gestión directiva; las prácticas pedagógicas de los profesores en el aula y, por último, la motivación y trayectoria educativa de los propios estudiantes.
Pese a la importancia de cada uno de estos factores, las investigaciones demuestran que los aprendizajes dependen básicamente de la calidad de la educación recibida en las escuelas. En efecto, los talentos y capacidades están presentes en todos los sectores sociales. Por ello, son las oportunidades y situaciones educativas y las situaciones pedagógicas las que favorecen el desarrollo y aprendizaje de los estudiantes. Desde esta perspectiva, la formación y práctica pedagógica de los profesores y la calidad de su equipo directivo son claves para la efectividad de las escuelas y el logro de mejores aprendizajes.
Sin embargo, no basta con contar con directivos y profesores bien preparados y expertos en sus oficios. Se requiere, además, de capacidades sociales que favorezcan la cooperación y la coordinación interior de la escuela como organización. Para que exista una escuela eficaz, tanto profesores como directivos deben tener valores, reglas y sentidos compartidos que orienten sus acciones e interacciones hacia un fin común. De lo contrario, predominarán los conflictos y los intereses individuales y se afectará la cohesión y sentimiento de equipo de docentes y directivos. Es como una orquesta con muy buenos músicos, pero desafinada. Este es el valor estratégico de la dimensión cultural de la escuela, y su grado de cohesión es sin duda una capacidad central para alcanzar los propósitos educativos.
Existen muchas definiciones de cultura y de su aplicación al campo organizacional. Por lo general se la define como un sistema de valores, ideas, conocimientos y principios de acción que permiten a los sujetos interpretar y dar sentido a sus prácticas e interacciones en un contexto social determinado. Este sistema es producto de la historia compartida y de las complejas cadenas de interacciones que tienen lugar en la organización (Weick, 1995).
Una de las dimensiones de la cultura organizacional son las representaciones o conocimientos compartidos y que dan sentido y facilitan la coordinación de las acciones en el contexto organizacional. Las representaciones permiten clasificar, distinguir, ordenar y jerarquizar el significado atribuido a la diversidad de situaciones, problemas y eventos que forman parte de las vida cotidiana de la organización. Constituyen así un sistema de referencia que vuelve lógico y coherente el mundo, organizando las explicaciones sobre los hechos y las relaciones que existen entre ellos. Este sistema coherente genera beneficios en términos de coordinación, disminuye los esfuerzos de control y favorece la cohesión institucional.
Diversos estudios demuestran que son más eficaces las escuelas en las cuales existe una buena relación entre profesor y alumno y hay orden y claridad sobre hacia dónde se dirige el establecimiento. Por otra parte, las investigaciones han documentado la importancia que asume el liderazgo y conducción del director en los cambios que promueven mejor calidad. En efecto, se ha comprobado que son más eficaces las escuelas donde los directores organizan espacios de reflexión; establecen relaciones positivas con sus profesores; promueven la participación en las decisiones académicas e intercambios de experiencias, e involucran a directivos y profesores en el mejoramiento de la pedagogía y de la calidad de los resultados.
En síntesis, cultivar la cultura organizacional es una responsabilidad directiva y una acción estratégica para la sustentabilidad y calidad educativa.
(Sergio Martinic, Profesor de la Facultad de Educaciñon UC).

martes, 3 de septiembre de 2013

¿Se aprende de la historia?

"Lo mismo el caso de Chile. Como dijera Mario Góngora, la década de 1970 

fue la más crítica de su historia republicana. Lo fue toda la década 

desde 1970, con el acontecimiento-eje del golpe de 1973 marcando un antes y

 un después..."

Parece que no. La historia es una esfinge que entrega respuestas ambiguas. Esto es así al menos desde el cultivo de la disciplina. No podremos jamás obtener una "lección de la historia", ya que no se nos transmite una conclusión que sea inequívoca. Entonces, ¿es que la experiencia de vivir la historia día a día hace encallar todo propósito de aprender de la realidad a través del conocimiento teórico?


No se trata de eso. La historia, como cualquier disciplina de las humanidades, debiera ser parte de la formación intelectual y cultural del hombre moderno. Algo distinto es el aprendizaje que la sociedad humana pueda efectuar. Cuando decimos que se "aprendió la lección" y las cosas mejoraron, es porque en sus afanes y desvelos de cada día, los seres humanos, de manera coordinada o cada uno agitando en su propio mundo, están sacando lecciones de su cotidianidad. Eso es aprender de la historia, ya que esta es la vida que vivimos.



La historia escrita es complemento de formación intelectual, de la cual extraemos sabiduría, pero no una guía infalible para actuar. No cabe duda de que la vida en Europa Occidental mejoró después de la Segunda Guerra Mundial; esto es más señalado para Alemania Federal. Se apunta a su período nazi; se olvida el esplendor austero de las décadas que siguieron a 1945, añadiendo que ello ocurre hasta el presente. Sí, existen peligros, ya que la vida histórica es vicisitud perpetua. Y no es que nada se pueda aprender de lo vivido.



Lo recordaba Octavio Paz en 1987, refiriéndose a la España donde junto a los reyes estaba Felipe González, la monarquía acompañada de un gobierno encabezado por un socialista. Esto se lo había adelantado Indalecio Prieto en 1946, un socialista exiliado, conversando con Paz desde su humilde cuarto en París como solución para el drama del desgarro español, que entonces al gran mexicano le había parecido una borrosa utopía. En esos años ningún otro desterrado la compartía. Helo ahí realizado -lo pensaba en los años 80- como prueba de que se podía aprender de la historia.



Lo mismo el caso de Chile. Como dijera Mario Góngora, la década de 1970 fue la más crítica de su historia republicana. Lo fue toda la década desde 1970, con el acontecimiento-eje del golpe de 1973 marcando un antes y un después, cuyo cuadragésimo aniversario ha destacado un interés por la historia no visto antes en el siglo XX. En cambio, y esto es lo que se soslaya, entre los años 80 y 90 existió una convergencia entre diversas posiciones, que se basó en la convicción de que había que corregir los errores del pasado. Mi idea es que el acontecimiento-eje, esta vez de carácter simbólico, fue el Acuerdo Nacional de 1985, base emocional y programática de lo mejor que ha tenido el Chile de nuestros días, y que no ha sido poco. En muchos sentidos ha sido lo mejor de la historia del país desde 1900. No en todos, porque jamás en la sociedad humana se podrá dar excelencia simultánea en la totalidad de sus dimensiones.



No cabe duda de que nos encontramos en una encrucijada, a 23 años de la nueva democracia. La respuesta, sin embargo, no tiene por qué ser la inducción de un giro dramático. Grandes momentos de la historia -no necesariamente los más espectaculares, pero sí los más duraderos- provienen de la agregación de reformas que respondan también a alguna dirección general, con metas ideales sometidas a la prueba de la experiencia de mediano y largo plazo. Traducir este propósito en una apelación al sentido común del país -ese que, por ejemplo, habla en la encuesta CEP- es un desafío para las elecciones, y sería una prueba de maduración, 40 años después del 11 de septiembre.